jueves, 21 de junio de 2018

GUERRA DE SUCESIÓN (1701-1713)

Ya en su testamento la reina Isabel I, la católica, había recomendado nunca perder la soberanía de Gibraltar. Una visión con 400 años de adelanto. Carlos II se murió hecho una pavesa, el pobre. Como el heredero que se había pactado, José Fernando de Baviera, murió antes que Carlos, tuvo el rey Carlos II que hacer nuevo testamento esta vez en favor de Felipe de Anjou, (futuro Felipe V de España), nieto de Luis XIV de Francia. Y aquí termina la dinastía de los Austria y comienza la de los Borbones. El monarca, a pesar de todo logró mantener intacto el imperio frente al poderío francés de Luis XIV. Carlos II murió en 1700. Se había rechazado al candidato que era el archiduque Carlos de Habsburgo que se lo tomó fatal; y aun peor su familia, los reyes de Austria. Inglaterra fiel a su eterna política de no consentir una potencia poderosa ni un buen gobierno en Europa, se alió con Austria para impedir que Francia, con España y la América hispana como pariente y aliada, se volviera demasiado fuerte. Así empezó la Guerra de Sucesión, que duró doce años y que algunos dicen que esa fue la Primera Guerra Mundial, ya que intervinieron todas las potencias europeas. Austríacos, ingleses y holandeses se lanzaron como buitres a ver qué podían rapiñar, invadieron nuestras posesiones en Italia, saquearon las costas andaluzas, atacaron las flotas de América y desembarcaron en Lisboa para conquistar la Península y poner en el trono al chaval austríaco. La Guerra de Sucesión Española duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713. El motivo aparente era la disputa entre la Casa de Habsburgo, y la casa de Borbón francesa. Como siempre en el fondo la realidad es que fundamentalmente Inglaterra, temía la unión entre España y Francia convirtiéndose en un reino de un poder inmenso en Europa. En España, la guerra en realidad fue una guerra civil entre borbónicos y austracistas, como se decía. El principal apoyo de Felipe V lo encontró en la Corona de Castilla y los austracistas en la Corona de Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714 con la capitulación de Barcelona y 1715 con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas del rey Felipe V de España. Para la Monarquía Hispánica, las principales consecuencias de la guerra fueron la pérdida de sus posesiones europeas y la desaparición de la Corona de Aragón, lo que puso fin al modelo «federal» de monarquía. FELIPE V DE BORBÓN
La reina Ana de Inglaterra, que era un bicho de cuidado, en marzo de 1705, nombró un comisionado suyo para contratar una alianza entre Inglaterra y cualquier provincia de España, preferentemente Cataluña. Es decir, que nos querían “ayudar”. Así nació el “Pacto de Génova” que según los términos del acuerdo, Inglaterra desembarcaría tropas en Cataluña, que unidas a las fuerzas catalanas lucharían en favor del pretendiente al trono español Carlos de Austria, (Habsburgo), contra los ejércitos de Felipe V, (Borbón), comprometiéndose asimismo Inglaterra a mantener las leyes e instituciones propias catalanas. Los catalanes tenían un mal recuerdo de los franceses desde que habían perdido El Rosellón, y de su etapa independientes pero súbditos del rey francés, cuyas tropas y administración se pasearon por Cataluña como dueños. Mientras que la Casa de Austria siempre había respetado sus Constituciones. Comandados por el almirante George Rooke y con el príncipe de Darmstadt, nombrado por el pretendiente austriaco como vicario de la Corona de Aragón al frente, toma el peñón de Gibraltar sin apenas resistencia. Ya no se marcharían de allí. En mayo de 1704 la escuadra de 30 barcos ingleses y 18 holandeses, se presentó ante Barcelona a la espera de que se produjera el alzamiento austracista de la ciudad. Pero fallaron en su previsión y las instituciones catalanas no actuaron, a pesar de sus simpatías por la causa del Archiduque, adoptando en cambio una actitud temerosa y servil ante el virrey del Borbón. En junio de 1705 se firma el “Pacto de Génova” para derrocar a Felipe V. Según el acuerdo Inglaterra se comprometía a desembarcar en España a 8.000 soldados de infantería y 2.000 de caballería de las fuerzas de la Gran Alianza y a entregar 12.000 fusiles con su correspondiente munición para armar a las fuerzas catalanas. A cambio Cataluña reconocería a Carlos de Austria como legítimo rey de España y el nuevo rey debería jurar y mantener las leyes catalanas Los “vigatans” catalanes establecieron la rebelión en favor del Archiduque Carlos y a principios de octubre de 1705 se habían adueñado prácticamente de todo el Principado, excepto de Barcelona donde seguía dominando la situación el virrey Velasco. Por su parte el archiduque Carlos, embarcó en Lisboa rumbo a Cataluña al frente de una gran flota aliada. Carlos fue proclamado rey de España con el nombre de Carlos III, (que no debemos confundir con el otro Carlos III, que era Borbón, años después). En agosto llegaba la flota aliada (inglesa) a Barcelona, cuando estaba en pleno apogeo la revuelta austracista catalana, y pocos días después desembarcaban unos 17.000 soldados, dando comienzo al sitio de Barcelona de 1705 El 15 de septiembre de 1705, capturaron el castillo de Montjuic y los aliados comenzaron a bombardear Barcelona desde allí. El 9 de octubre el virrey en Barcelona capitulaba y Carlos entraba en la ciudad. El 7 de noviembre juraba las Constituciones Catalanas y a continuación convocaba las Cortes catalanas. CARLOS DE HABSBURGO
Valencia se declaró por Carlos III el 16 de diciembre, así que a finales de año, en Cataluña y Valencia, sólo Alicante y Rosas permanecían fieles a Felipe V. Tras la rendición de Barcelona, Felipe V intentó recuperar la capital del Principado de Cataluña y un ejército borbónico integrado por 18 000 hombres inició el Sitio de Barcelona el día 3 de abril. A finales de mes los borbónicos ya controlaban el castillo de Montjuic desde donde prepararon el asalto a la ciudad. Pero el 8 de mayo llegaba a Barcelona una flota angloholandesa compuesta por 56 barcos y con más de 10 000 hombres a bordo. Felipe V se marchó de España, cruzó la frontera francesa y seguidamente entró en España por Pamplona. Zaragoza proclamaba a Carlos III, que dejó Barcelona y el 27 de junio de 1706 y tuvo lugar la primera entrada en Madrid, siendo recibido con una frialdad que sorprendió al propio Carlos. En Madrid fue proclamado el 2 de julio como Carlos III rey de España pero a finales de ese mismo mes abandonaba la capital con destino a Valencia debido a la falta de apoyos que había. Felipe V volvió a entrar en Madrid el 4 de octubre ante el clamor popular. Por contra, el mismo día Mallorca proclamaba a Carlos como su rey tras la toma austracista. El 10 de octubre Carlos III, el Archiduque, juraba en Valencia los Fueros y quedaba asimismo consagrado como monarca del Reino de Valencia. En el resto de los frentes europeos los borbónicos eran derrotados en la batalla de Ramillies, en mayo de 1706, y 15000 soldados eran hechos prisioneros, con lo cual el ya duque de Marlborough tomaba casi todos los Países Bajos españoles, (de ahí viene,(“¡Mambrú se fue a la guerra, tralalí tralalá que pena!”)… y en Italia el duque de Saboya toma Milán y conquistaba para el archiduque Carlos el reino de Nápoles. En 1710 Carlos volvió a intentar ocupar Madrid por segunda vez. Victorias en Almenar y en Zaragoza el reino de Aragón pasó a manos austracistas y Carlos III cumplió su promesa y restableció los fueros de Aragón, abolidos por el Decreto de Nueva Planta de 1707. Finalmente se produjo la segunda entrada en Madrid del Archiduque Carlos el 28 de septiembre, Felipe V y su corte no les quedaba otra que pirarse a Valladolid aunque sólo permanecería allí un mes. Casi al mismo tiempo se organizó una expedición marítima en Barcelona para reconquistar el reino de Valencia, en las que se enrolaron mil catalanes y mil valencianos austracistas que se habían refugiado allí tras la conquista borbónica de su reino, pero la empresa fracasó. «Esta ciudad es un desierto» dijo Carlos cuando entró en Madrid por segunda vez. Mientras Felipe V al estilo de los Reyes Católicos, volvió a entrar por tercera vez en Madrid el 3 de diciembre, en medio de un clamor estruendoso. Vendôme comentaría: «Jamás vi tal lealtad del pueblo con su rey».
Sin mediar batalla alguna el archiduque Carlos se había retirado del hostil y frío terreno castellano. Sus tropas saquearon iglesias en la retirada, lo que les granjeó el odio del pueblo. Felipe V salió con sus tropas sin perder tiempo en pos del ejército austracista, que había cometido el error de dividir sus fuerzas en la Alcarria Se refugiaron en  Brihuega, que es una población situada en una zona baja, rodeada de terrenos altos. El ejército borbónico no vaciló en colocar piezas de artillería en las alturas circundantes y bombardear la ciudad para desencadenar después un asalto. Al cabo de unas horas, capituló y la plaza fue tomada. Felipe V no estaba dispuesto a abandonar voluntariamente el trono de España. Rechazó un acuerdo posible. Con los triunfos de Brihuega y de Villaviciosa, las cosas habían cambiado para Felipe. Zaragoza se entregó sin lucha en enero de 1711 y un ejército francés cruzaba los Pirineos para atacar Cataluña. También fue importante la repercusión en Europa. La Gran Alianza de La Haya entendió que aunque ganasen la guerra nunca ganarían al pueblo que nunca lo aceptarían. El 17 de abril de 1711 murió el emperador José I de Habsburgo, siendo su sucesor su hermano el archiduque Carlos. Tres días antes había fallecido Luis de Francia, padre de Felipe V. Estos decesos dieron un giro a la situación. La posible unión de España con Austria en la persona del archiduque Carlos podía ser más peligrosa que la unión España-Francia: suponía la reaparición del bloque hispano-alemán que tan perjudicial había sido a los otros países en los tiempos del emperador Carlos V. Los demás estados europeos, y sobre todo Inglaterra, aceleraron las negociaciones de cara a una posible paz cuanto antes, ahora que la situación les era conveniente, y comenzaron a ver las ventajas de reconocer a Felipe V como rey español. Al final, la España borbónica y su aliada Francia ganaron la guerra; pero éramos ya tal piltrafa militar y diplomática que hasta los vencidos ganaron más que nosotros, y la victoria de Felipe V nos costó un huevo de la cara. Con la paz de Utrech, todos se beneficiaron menos el interesado. Se firmó el ominoso Tratado de Utrech el 11 de abril de 1713 entre Francia, Gran Bretaña, Prusia, Portugal, el ducado de Saboya y las Provincias Unidas (la actual Bélgica). España no está ni se la espera. Retenidos en París los representantes españoles, con excusas, se incorporan al acuerdo firmándolo entre gran Bretaña y España, perdiendo hasta hoy, Gibraltar. Y se cumplió lo que al principio comentamos “Ya en su testamento la reina Isabel I, la Católica, había recomendado nunca perder la soberanía de Gibraltar. Una visión con 400 años de adelanto”

HERMANOS DE CRISTOBAL COLÓN

Bartolomé Colón en 1479 se inició como cartógrafo en Portugal con su hermano Cristóbal, de lo que vivía en Lisboa en 1480. También era conoc...